sábado, 26 de mayo de 2007

El caballo de la tarde



EL CABALLO DE LA TARDE
galopaba por la arena.
Corre, corre
cara al viento
con el sol testigo cierto.

Pero el sol se hizo luna
y el caballo la miró,
tristemente,
dulcemente,
de nuevo la luz buscó.

Corre ahora desbocado,
escúchalo,
míralo,
¡viene!

Sus coces dan en el alma,
fuertes,
duras,
busca la paz que no tiene,
por sus huellas,
por el aire...
¡¡La esperanza lo mantiene!!

© Anaís

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