Mira amor, no te asustes.
No necesito a nadie jurando amor eterno
ni planes de futuro compartido,
sólo quiero tus dedos
recorriendo mi espalda,
tus labios
cantándome al oído
tan quedo
que no llego a entenderte,
tus manos
dibujando
los montes y los valles
de mi cuerpo.
Quiero esa obscenidad
que me hace sentir hembra.
El fuego
que me convierte en llama.
Tu fuerza
que reaviva mi sangre.
Quiero empezar a hablar
y que me calles con tus besos,
que no me dejes
meter el mundo
entre las sábanas,
perderme entre tus brazos y tus piernas
y dedicarme sólo
a ser amada.
Quiero olvidar que hay otra vida fuera
enroscada en tu cuerpo,
cogida a tus caderas
mientras deseo
sentir tu sexo ardiente.
Quiero que me regales
el placer infinito
de abandonarme
a tu boca,
a tus manos,
a tu lengua.
Y me
sabes amar
como no lo ha hecho nadie,
sin permitir ninguna interferencia,
ni reproches, ni disputas absurdas,
ni esperanzas baldías.
Sólo dos cuerpos
deseosos de vida y de presente.
Y no temas amor,
sólo eso
necesito,
que me hagas el amor
cual goma de borrar
que limpia sinsabores
mas luego
márchate,
abandona mi cama.
© Magda M.
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