Tú eres el mar, muchacha linda. Tú eres azul, espuma, profundidad, rumor de olas y viento en popa cuando el bajel del poeta navega por esa inmensidad que excede la corta imaginación del hombre. Todo el mar a tus pies y, por guirnalda, varias constelaciones de picudas estrellas. Un abrazo tan grande como ese mar. O como el cielo. Puedes elegir, mi dulce niña....
© ÁNGEL CAZORLA OLMO
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