Cuántas veces lo habré escrito en el viento
tu nombre, o en el rubor de la mañana,
o en esa blanca ola que desgrana
su caricia de espuma en movimiento.
Y es que tu nombre tiene el suave acento
con el que borda el aire la campana;
es música de bronce que engalana
tu dulce imagen en mi pensamiento.
Porque es tu nombre cual lluvia temprana
en mi vasto pradal, y es alimento
para esta sed de siempre, y esta gana.
Tu nombre, yo lo adoro, yo lo invento
cuando los astros abren su ventana
en el perfil azul del firmamento.
ÁNGEL CAZORLA OLMO
FEBRERO 2002
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