viernes, 18 de noviembre de 2011

NOVIEMBRE IV


Noviembre no es llamarme y que te atienda sin excusas; y es que fueron
puñales esos requiebros tuyos, fueron remos quebrados los que a mi te
acercaron.
Noviembre era el esencia de una muchacha antigua con trenzas y
prendidos que acaricio tus manos y las guardo en entre lunas, como en
un relicario.
Noviembre era la luz exangüe, el ejemplo agrietado, la escarcha
extraña, la arista en la piel, tristura de la memoria.
Noviembre pudo ser de otra manera: resistieron los pájaros el
destierro y derrochamos piedad y misticismo, contrafuerte del día que
detuvo la agónica lentitud del ritmo de las horas, y te odié.
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©MAR

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