Ahora que aquí, sentada,
en un atardecer que apaga los racimos
del día, y sus promesas muertas,
presiento que la vida no guarda para mí aquellos fugitivos
y amargos, por qué no, destellos de pasión.
Ahora que
desnuda,
con los ojos desnudos también, y el pensamiento
certero
me adelanto a mirar lo que el mañana esconde
detrás de su disfraz,
de tanto oropel vano, mentiroso,
tiznado de promesas y de amor...
Ahora, sí,
cuando ya boca arriba
se han mostrado las cartas, las marcadas
etapas por jugar que me entregó el destino,
mis pies no me responden
-torpes radiografías de voluntad-,
no hay paso
hacia adelante que consiguiera
consumar, no hay retroceso limpio,
todo comprometido,
toda vida vivida, agotada,
sorbido el dulce zumo que en copa de renuncia
y olvidos
manó del interior de dos mundos disueltos.
en un atardecer que apaga los racimos
del día, y sus promesas muertas,
presiento que la vida no guarda para mí aquellos fugitivos
y amargos, por qué no, destellos de pasión.
Ahora que
desnuda,
con los ojos desnudos también, y el pensamiento
certero
me adelanto a mirar lo que el mañana esconde
detrás de su disfraz,
de tanto oropel vano, mentiroso,
tiznado de promesas y de amor...
Ahora, sí,
cuando ya boca arriba
se han mostrado las cartas, las marcadas
etapas por jugar que me entregó el destino,
mis pies no me responden
-torpes radiografías de voluntad-,
no hay paso
hacia adelante que consiguiera
consumar, no hay retroceso limpio,
todo comprometido,
toda vida vivida, agotada,
sorbido el dulce zumo que en copa de renuncia
y olvidos
manó del interior de dos mundos disueltos.
© PILAR BLANCO
MUNDOS DISUELTOS
No hay comentarios:
Publicar un comentario