DESDE EL VACÍO INSOMNE DE
LA NADA
sólo retumba
el vacuo silencio del
sinsentido.
La boca mastica arena
y el latir imperfecto
llena el espacio amargo
del infortunio.
¿Quién cerró la puerta?
¿De dónde esta cadena?
¿Por qué ese candado?
No hay respuestas.
No hay sosiego
en el sesgado camino de
la espera.
© Ana Hernández Guimerá


5 comentarios:
A veces la desolación hace que sintamos todas esas sensaciones que tan magistralmente verbalizas.
Tu poema llega hasta le alma, la toca y me estremece..
Un beso enorme, querida Ana
Cuando el silencio nos gobierna, la incomprensión ante tanta mudez, nos llenan de un asombro tortuoso y desolador.
Besos.
Y lo peor de la espera es que quizá no haya nada que esperar, ni nadie de quien esperar nada.
Como aguijones duelen tus versos, pero que alucinante manera de condensar ideas, sensaciones y sentimientos, maestra.
Besos
Vacío... esa sensación de caer y no saber dónde...
Besos, mi niña azul.
Me gusto mucho! ando intentando escribir y en mi blog publique mi primer cuento, me encantaria que solo lo vea.
Saludos,
Agatha Hidalgo.
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