domingo, 13 de mayo de 2007

Desilusión



Aún soy la tierra que pisaste un día
y dulcemente se ablandó a tu paso.
La luna soy que se asomó a tu ocaso
y te ofreció su trémula luz fría.

Bien poca cosa fuí. ¿Es culpa mía
si no te di calor? Dime si acaso
puede ofrecer el aura del fracaso
más que un triste remedo de alegría.

Mas, mira: retornó la primavera;
¿no sientes el milagro de su brisa,
cómo se estalla en brotes y corolas?

Si al mismo corazón que no te espera
se le ha brotado adentro una sonrisa
sangrante como un llanto de amapolas.

Blanca Barojiana

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