lunes, 7 de enero de 2008

Confieso


Confieso el vértigo de leerte y sentir que tus palabras, hondas, profundas, penetran en mí como las olas bañan mi cuerpo.

Confieso, desde mi habitada soledad que no se me dan bien los acertijos y, quizás por eso, no tengo a nadie que regrese.

Confieso, desde el silencio que sólo apaga la música y el sol, que no tengo a nadie que me piense, hombre al fin que siembre semillas en mis labios.

Confieso no tener huellas que sigan mis pasos ni otras que perseguir.

Sin embargo confieso que pienso, que existo, aunque no me piensen.

© AIHG

Noviembre 2006

6 comentarios:

Narci dijo...

Los hombres no son imprescindibles, Ana, aunque muchos, en su vanidad, quieran pensar que todos los pesares femeninos se curan con esos polvos mágicos de los que ellos se consideran dueños indiscutibles. Pobriños.

Sé feliz bella canaria. La soledad es una maravillosa compañera que rara vez nos decepciona.

Besos.

Narci

Emilio. dijo...

Si buscan soledades las señoras
fracaso habra sido de los hombres,
que piensan que con sexo, ya es conforme,
y a su dama con cariño no enamora.

Emilio.

Ana Hernández Guimerá dijo...

Totalmente de acuerdo contigo Narci. Mi niña, ya sabes, muchos de ellos en su prepotencia se creen amos y señores. Pobres, sí.
Sé feliz tú también que sabremos habitar las soledades.
Besos de espuma

Ana Hernández Guimerá dijo...

Qué bien lo expresas Emilio, ciertamente así es y también se puede dar el caso contrario por supuesto.
El amor es bien lindo cuando es compartido, yo tengo el de mis hijos que me llena completamene porque son geniales en todos los sentidos. Me hacen sentir muy arropada.
Besos con mamitis

Anónimo dijo...

Precioso mamá. Me ha emocionado. El poema y el comentario.

TQ

Ana Hernández Guimerá dijo...

Me alegro mi niño lindo. Mi comrntario no es sino la puritita realidad y la manifestación de mis sentimientos.
Te lo dije muchas veces, me siento muy orgullosa de tener tres hijos como ustedes.
Besos de mami