Él vive en un agujero negro, al fondo del mismo. Sin saber cómo, le
llega el eco de una voz serena. El recuerdo clava dardos de urgencia
en su cuerpo tatuado por las sombras. Sabe que ella lo llama, corre a
su encuentro pero tanto tiempo de rodillas lo hace tropezar con su
propio miedo…
Allí, al final del agujero se asoma ella, mirándolo desde el siempre,
escuchando sus silencios, reflejando su belleza. Ambos se presienten,
pero es tan difícil no perderse en ese agujero negro… Ella hace de su
sonrisa de luna, un faro, para que él no se pierda en cuevas de las
que cuelgan mil dudas. Tarda en descubrir que su amor ya no titila
como antes.
Colapsa una estrella en la zona de los imposibles...
miércoles, 4 de junio de 2008
Faro de ausencias
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