Ese ir y venir desordenado
ese espacio de luz en que me pierdo
y mi orfandad navegando entre la niebla
de esa niebla que viene y que me lleva
por laberínticos ríos de mutismo.
Y me nombran las voces del abismo
con nombres que se escuchan y no veo,
con apodos obscenos me reciben,
cenizas blanquecinas donde me libero
de estos nudos atroces que me ahogan.
Tal vez desde este rayo fulguroso
renazcan los milagros,
útero amargo en el hedor del mundo,
quizás pueda vestirme en las auroras
o tal vez me vomite en las penumbras
de ese "yo" extasiado entre las drogas,
solo sabiéndome lúcido en el espacio y tiempo
navegaré la barca de mi psique,
sin culpas y seguro...
¿Pero dónde?... ¿dónde he de hallarte psique
que no estés retorcida de aguantarme?
Otra vez las tinieblas y los miedos,
los fantasmas sin rostro levitando
y este tráfico de mentes clandestinas
junto al sarcasmo de uniformes blancos
enroscando el temor y el desamparo.
Y estos trapos de niebla en que me adorno
el dolor de saberme derrotado,
sostengo estos gemidos delirantes
de esta marea gris de mi pasado,
y el crujir del andamiaje al alba
disfrazando los sueños demorados
entre sombras cansadas espectrales...
Y el postrer alarido que me espera
¡Entre las fauces de los marginados!
© Norma Estuard
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