domingo, 23 de octubre de 2011

PALABRA


No te diluyas, palabra,
de libertad que pronuncio.
Deja que el viento te lleve
a los confines del mundo
y que el viento te devuelva,
ya convertida en susurro,
para volverte a guardar
en mi corazón desnudo.
No te diluyas, palabra,
amorosa que traduzco
de las verdades escritas
en ningún libro, en ninguno
de tantos conceptos falsos
como en mi grito denuncio
de las maldades pasadas
y las que guarda el futuro.
No te diluyas, palabra,
de concordia que degusto
como se degusta el vino
del corazón absoluto.
Rebosante de amor quiero
que, en un pequeño diluvio,
salpiques otras conciencias
de pensamientos confusos.
No te diluyas, palabra
de paz que en este crepúsculo
quiero elevar hasta el cielo
con ojos, labios y puños,
para que llegue vibrante
a donde habitan los justos
y se haga piedra y perdure
como perduran los mundos.


© ÁNGEL CAZORLA OLMO

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