domingo, 26 de febrero de 2012

SIENTO NO SEA NUEVO LO QUE DIGO...

Siento no sea nuevo lo que digo
que el tema es viejo y la palabra rancia,
y es trillado sendero el que ahora sigo,
y caminar por él ya es arrogancia.
En la mente, lector, se abre un postigo,
sale una idea y el licor escancia
que brota el labio y que la pluma vierte,
y en palabra y frases se convierte.
Nihil novum sub sole, dijo el sabio,
nada hay nuevo en el mundo: harto lo siento.
Que, como dicen vulgarmente, rabio
yo por probar un nuevo sentimiento.
Palabras nuevas pronunciar mi labio,
renovado sentir mi pensamiento,
ansío, y girando en dulce desvarío,
ver nuevo siempre el mundo en torno mío.
Uniforme, monótono y cansado
es sin duda este mundo en que vivimos.
En Oriente de rayos coronado,
el sol que vemos hoy, ayer le vimos.
De flores vuelve a engalanarse el prado,
vuelve el otoño pródigo en racimos,
y tras los hielos del invierno frío,
coronado de espigas el estío.
¿Y no habré yo de repetirme a veces,
decir también lo que otros ya dijeron,
a mí a quien quedan ya sólo las heces
del rico manantial en que bebieron?
¿Qué habré yo de decir que ya con creces
no hayan dicho tal vez los que murieron,
Byron y Calderón, Shakespeare, Cervantes,
y otros tantos que vivieron antes?
¿Y aún asimismo acertaré a decirlo?
¿Saldré de tanto enredo en que me he puesto?
¿Ya que en mi cuento entré, podré seguirlo,
y el término tocar que me he propuesto?
Y aunque en mi empeño logre concluirlo
¿a ti no te será nunca molesto,
¡oh caro comprador! que con zozobra
imploro en mi favor, comprar mi obra
Nada menos te ofrezco que un poema
con lances raros y revuelto asunto,
de nuestro mundo y sociedad emblema,
que hemos de recorrer punto por punto.
Si logro yo desenvolver mi tema,
fiel traslado ha de ser, cierto trasunto
de la vida del hombre y la quimera
tras de que va la humanidad entera.
Batallas, tempestades, amoríos,
por mar y tierra, lances, descripciones
de campos y ciudades, desafíos,
y el desastre y furor de las pasiones;
goces, dichas, aciertos, desvaríos,
con algunas morales reflexiones
acerca de la vida y de la muerte,
de mi propia cosecha, que es mi fuerte.
En varias formas, con diverso estilo,
en diferentes géneros, calzando
ora el coturno trágico de Esquilo,
ora la trompa épica sonando;
ora cantando plácido y tranquilo,
ora en trivial lenguaje, ora burlando,
conforme esté mi humor, porque a él me ajusto
y allá van versos donde va mi gusto.
Verás, lector, a nuestro humilde anciano,
que inmortal de su lecho se levanta,
lanzarse al mundo de su dicha ufano,
rico de la esperanza que le encanta.
Verás luego también... Pero ¿a qué en vano
me canso en ofrecerte empresa tanta,
si hasta que el uno al otro nos cansemos,
tú y yo en compaña caminando iremos.
Más vale prometerte poco ahora,
y algo después cumplirte, lector mío,
no empiece yo con voz atronadora,
y luego acabe desmayado y frío;
no una altiva columna vencedora
que jamás rinda con su planta, impío
el tiempo destructor, alzar intento;
yo con pasar mi tiempo me contento.
No es dado a todos alcanzar la gloria
de alzar un monumento suntuoso,
que eternice a los siglos la memoria
de algún hecho pasado grandioso;
quédele tanto el que escribió la historia
de nuestro pueblo, al escritor lujoso,
al conde que del público tesoro
se alzó a sí mismo un monumento de oro.

© JOSÉ DE ESPRONCEDA



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